"Experiencia Río Clarillo"

El día jueves 6 de abril, terceros y cuartos medios de nuestro colegio (San Nicolás Diácono) emprendimos rumbo hacia el sur de Santiago para después de dos horas, finalmente llegar a Río Clarillo.

Descendimos del bus y comenzamos a instalar nuestras carpas rápidamente, ya que el tiempo era poco y los planes muchos.

Luego de un snack, ya armados de agua y alguna que otra golosina, dimos inicio a la caminata que duraría 3 horas. El camino "los Bueyes" fue nuestro medio para llegar a la parte superior del cerro, en la que tomamos una serie de muestras y estudios.

Una vez abajo, después de haber estado aproximadamente 8 horas trabajando, un hambre voraz nos aquejaba a todos, y "el gran chef Nicolás Cartagena", como llamaban los que ya habían degustado de sus obras (principalmente scouts), nos pretendió deleitar a todos con un arroz con hamburguesa, que no sé si fue por el hambre o la altura, pero para mi gusto estuvo bastante comible.

Luego de eso, los profesores nos prepararon una actividad lúdica y más entretenida, un sketch, con el que sin duda nos sacaron más de una carcajada. Luego, debimos imitarles como grupo curso, y aunque no tuvimos un resultado final esplendido (Viscente Benavides gracias totales de parte de tu curso, por cortar la obra y no dejarnos terminar), pudimos opinar y organizarnos como nunca lo habíamos hecho antes.

Ya acababa la hora feliz y venía lo tedioso, el profesor Héctor nos hizo entrega de una hoja de cálculos que para nosotras parecía infinita, la que resolvimos acompañadas de naranjas que el profesor Fito y Álvaro nos daban como contrabando. Todo esto duró hasta las 1 de la mañana.

En nuestra carpa, pernoctábamos seis. Silvana y yo, quienes dormíamos en la orilla, fuimos las que más sintieron la lluvia que asechó al campamento durante la noche.

A las 8 am llegó la hora de levantarse y emprender una caminata que supuestamente era "cortita", como dijo el profesor Fito. Claramente, cuando ya llevábamos caminando con rumbo incierto durante tres horas, nos dimos cuenta que no era tan breve como pensamos. El gran chef esta vez no subió con nosotros, ya que se había quedado en la ladera preparando tallarines <al dente (según nos dijo a Carolina y a mí)> con salsa para cuando llegásemos hambrientos.

Al cabo de 4 horas llegamos a almorzar, y aunque el profesor Nicolás nos había mentido sobre los tallarines, ya que estaban recocidos y lejos de ser al dente, pero con la hambruna que teníamos igual nos devoramos los platos.

La aventura había terminado y todos en el bus dormíamos como perezosos en el trayecto de vuelta.

La aventura fue muy cansadora, sin embargo inolvidable. Trabajamos y aprendimos mucho e instancias como estas se agradecen, pues no solo podemos compartir y tener tiempo entre nosotros, sino que también aprendimos en terreno.

*FOTOS TOMADAS POR LA PROFESORA ANDREA MENA DEL COLEGIO SAN NICOLAS